viernes, marzo 03, 2006

Antofagasta


No me gusta el clima aburrido de la ciudad, que es tan monótono como vivir ahí.

No me gusta estar rodeado de toneladas de tierra y arena que lo invaden todo a su alrededor.

No me gusta el centro miserable y estrecho de la ciudad, que lo único a que invita es a arrancar de allá.

No me gusta la gente de Antofagasta, que parece que se estuvieran despertando de la siesta por sus caras de desidia y adormecimiento.

No me gusta ser atendido por el comercio de Antofagasta, gente desagradable y ordinaria que no hace otra cosa que ahuyentar al cliente.

No me gusta como allá le hacen sentir el peso a alguien cuando es distinto, demuestra cuan provincianos aún son.

No me gusta que quizás sea la ciudad con más pungas por kilómetro cuadrado del país.

No me gusta que sea una ciudad tan cara, sobretodo tomando en cuenta que no es Las Vegas, Riad o El Cairo, simplemente es una mierdosa ciudad que pretende ser grande.

No me gusta el San Luis, colegio en donde los jesuitas, que se dicen observantes de los votos de pobreza, no dudarán mandar de vuelta a la casa al alumno que demore más de cinco días en pagar su mensualidad. Cuna de la falsa caridad, donde los leoncitos estudiantes hacen arcadas cada vez que hacen “obra social” lejos de sus cunitas de oro, para luego hablar pestes de la pobreza que les obligaron a auxiliar.

No me gusta las salas de cine de Antofagasta, el único lugar donde el público aplaude cuando termina la película (será que creen que detrás del telón están los actores… debe ser el calor que los pone así).

No me gusta lo mal distribuida de la ciudad, la cual es pequeñísima, pero su forma alargada hace parecer que las distancias sean eternas.

No me gusta el estadio de la ciudad, vergüenza nacional de cada noticiario deportivo del país, cada vez que muestran lo poco y nada de pasto que le queda.

No me gusta ver todos los muros rayados de la ciudad, como no buscarse una manera más inteligente y menos invasiva de querer expresarse.

No me gusta que se diga que es la capital minera de Chile, le usurpan el mérito a una ciudad que realmente lo es: Calama.

No me gusta que la gente reclame que los recursos sean para Santiago… Entiendan que cuando descubran una veta de cobre bajo Antofagasta, la harán mierda.

Viví 17 años ahí (tengo que haberme portado muy mal en la vida anterior para haber merecido eso), por lo cual me considero voz autorizada para prender el ventilador.

Sin embargo, no me gusta dejar mal a nadie, pero haber escrito estas palabras me ha dado un alivio sólo comparable al que siento cuando veo desaparecer la ciudad entre cerritos desiertos y el mar se va de un momento a otro mientras me voy camino a La Negra.

Aunque debo decir que sí me gusta ese mar, me gusta Club de Deportes Antofagasta y me gusta todo lo que me ata afectivamente a la ciudad, más que mal viví más de la mitad de mi vida ahí.
Aunque, si no existiesen esos lazos del alma, quizás no iría nunca más.